En el momento menos pensado, justo cuando vas a empezar a caer de la cornisa del edificio más alto de tu ciudad, en ese momento llega alguien y te abraza por la espalda, obligándote a retroceder y salvarte o a acabar con ambas vidas.
Ahi es cuando descubres que en realidad esa persona nunca ha faltado, siempre ha estado en el punto muerto de tu vista, en esa parte que tu cerebro prefiere ignorar por completo.
Gracias por el regalo Porti, de verdad, me has alegrado el día y no imaginas cuanto.
Gracias, gracias, gracias.
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