sábado, 23 de febrero de 2013

Anexo I


Pequeños placeres de la vida

Think and Make Rainbows
I Anniversary


   Después de tanto tiempo me he dado cuenta de muchas cosas. De cómo cambian las personas, ya sea positiva o negativamente. De cómo las ideas pueden a llegar a convertirse en hermosas chicas que solo buscan ser comprendidas. También me di cuenta de que los amigos que tenía como eternos han ido desapareciendo lentamente, dando paso a otros, los cuales me acompañan en una nueva etapa de la vida, haciendo más ameno el camino.
   He descubierto que proponerse una meta no es tan fácil como parece, al menos en mi caso. No veo futuro más allá del horizonte. No brilla ninguna luz en el fondo del túnel, no encuentro esa motivación que dirija mis pasos firmes hacia un sueño… Estoy en lo que se podría llamar una “Pausa en el camino”, en un espacio en blanco entre dos párrafos, perdido en un vórtice vorágine de experiencias fugaces y cotidianas que mantienen un orden precario a esperas de caer ante la fuerza de un gran vendaval de responsabilidades.

   Ahora estoy disfrutando de eso a lo que el resto llama los pequeños placeres de la vida. El poder detenerme y contemplar lo que me rodea. Salir y desconectar junto a esos amigos, que supieron aceptarme tal y como soy y  disfrutan de mi compañía. Esos que ocuparon el lugar de los que parecían infinitos y no se irían jamás. Ahora son menos, pero más cercanos y preocupados.

    Soy feliz cuando entro en una papelería y me embriaga el olor a revistas y libros nuevos; cuando despierto una mañana y recuerdo ese agradable sueño que tuve con mis dos estrellas, una plateada y otra dorada. Me llena de satisfacción lograr plasmar una sonrisa en el rostro de mis cercanos y saber que se divierten conmigo. Me eleva hacia las nubes conseguir que una chica deje atrás esos negativos pensamientos que la acosan cuando observa ilusionada un dibujo a través de una pantalla.
   Soy feliz en esos momentos en los que una tontería sin sentido que escapa de los labios de tu compañero ebrio hace reír a todo el grupo durante un buen rato; cuando llego al vídeo final de ese vídeojuego que tanto me ha hecho vivir y descubro como acaban las historias de sus personajes; al apreciar la dulce armonía de la melodía de un piano...
   Me gusta que los planes salgan bien, que prevalezca el dialogo ante la violencia y todos puedan dejar a un lado sus diferencias sabiendo que decir en cada momento; poder disfrutar de este limbo en el que me encuentro junto a mis amistades y descansar tumbados al Sol.

   Simplemente, me he dado cuenta de que las cosas están cambiando, nada más. Quizás la diferencia radique en saber disfrutar de esos pequeños placeres de la vida.





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