lunes, 11 de junio de 2012

Exclusivamente en Verano

 
   Ya es tiempo de que el pesado manto del calor veraniego se extienda más allá del Sol; en territorio de la blanca y fría Luna. Ahora las noches no piden sabanas, su única preocupación es buscar el modo de generar la suave brisa que ayuda a conciliar el sueño y besar bajo las estrellas.
   Ya no podemos seguir igual que antes, tenemos que cambiar el habito; vivir de noche y morir de día. La flamante luz puede tornar tórridas las horas y derretir los ánimos, pero también es capaz de crear los mas bellos atardeceres en el espejo del mar.
   Las playas renacen y se mantienen con vida mas de lo habitual. Las arenas batidas por tantas pisadas, que acaban lamidas por las olas y perdidas en su memoria, son del mismo color a lo largo de toda la jornada, salvo en ese esplendoroso amanecer que vuelve al horizonte eterno y recoge de su delirio a los perdidos.
   Ahora es el momento de proponerse metas que satisfagan a los deseos y no al futuro; que se disfruten en al instante y no en un tiempo lejano. Sentimientos de usar y tirar, calor y desconexión.

Al lado del mar todo parece mas exótico.



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