miércoles, 21 de enero de 2015

Treinta y cinco meses



Treinta y cinco meses...
...Bienvenido Vicente.
Puede que vuelva, algo me dice que tengo que escribir

sábado, 10 de enero de 2015

Letras desquiciadas

   Los días de mierda suelen traer consigo pensamientos buenos para escribir. O para volver, ya sea dicho. Después de un poco de abandono me dejo ver por aquí. Mi mente me pide que me haga oír, que encuentre a alguien ya de una puta vez. La linea esta cerca, un poco más y dejaré este plano para pasar a formar parte del otro lado, donde me esperan mis dos tesoros mas importantes, acabaré perdiéndome en mis pensamientos y no volveré jamas.

   Escucha bien lo que digo, mi pequeña aprendiz azul. Me pregunto quien de los dos afectó a quien más. Si fui yo quien emponzoñó un poco más tu mente o, por el contrario, fuiste tu quien se aferro a mi y ahora no se va. Me vi reflejado en ti.
   Pero solo puedo escribir, nada más, ese imposible final feliz que esta prohibido. Ojala pudiese gritar dolorosamente como Kurt Cobain, y romper guitarras de rabia.
   Quiero seguir pero ahora es más difícil, el peso es mayor y el barro más espeso, aunque el césped sigue siendo verde...

   Acabe enamorándome de espejismos que bailan entre delirios y nubes de humo. Quiero saber porque yo tengo que ser el que termine así, deseando perder la cordura para no pensar, deseando vivir en otro mundo paralelo, perderme entre dimensiones, o dormir eternamente y no separarme de ellas en sueños.

   Mi querido publico fantasma, mis ecos se ahogan en tanto vacío. Me veo dando discursos entre butacas silenciosas que no observan nada. He vuelto, pero no significa que me quede. Solo quiero llamar la atención de cierta chica, puedo esperar por siempre... Esperar que nada sea prohibido.

Porque estamos destinados a no cambiar para sorprender al mundo con nuestras perturbadas mentes. Cada uno la suya, que cada cual sufra a su manera.



Esto es un año que empieza como otro cualquiera, siendo la misma basura de siempre.