Camino sola y me siento observada por psicodélicas luces que pretenden succionar mi alma y controlar mi carcomida piel. La afilada punta de una fina aguja que rezuma adicción me sonríe e incita a salir con ella, una ópera de llantos congelados por el tiempo que no transcurre, un día que se convierte en un papel en blanco cuyo mensaje se escribe con cenizas...
Una persona que no sabe por qué existe, un delirio que se transforma en modo de vida, una chica que anhela acostarse con la lejana libertad...
Soy flexible y me adapto a lo peor a base de radiación amnesica. Así todo puede seguir tal y como es y yo no necesito desaparecer. Me evaporo en mil nubes de incienso esmeralda o me sumerjo en las turbias aguas sanguinolentas del olvido... Soy un reptil corrompido por la realidad, una viperina mueca de la sociedad, a la que todos rehuyen... Pero no saben que son culpables de mi desgracia
¿O seré yo la que llama a la puerta?
Ibi Golden
No hay comentarios:
Publicar un comentario