No me di cuenta hasta hace unos escasos minutos de que eso es precisamente lo que estaba buscando.
Necesito a alguien que quiera oír y amar mi mundo tanto como yo lo hago.
Quiero fuerzas para luchar por lo mío.
No sé si lo entendéis, pero por primera vez en mi vida creo estar viendo el camino que he querido seguir en mi subconsciente.
Desde que se fue, y junto a él mi alma y mis días llenos, no he conseguido llenar ese vacío. Y me engañé diciéndome que él era el todo. El problema, lo más increíblemente bello en el universo. Todo.
Me llené de un odio que fue puro veneno y de un amor que fue casi letal.
Pero estuvo ahí, delante de mí todo este tiempo.
Lo que me hizo ser fue la sensación de interesar. Lo que me da vida es cumplir mis metas junto a alguien que las ame y vea tan grandes como yo. Alguien cuyas metas e ideas me desconcierten y sorprendan y me hagan ser mejor a consecuencia.
No quiero ser conformista, quiero dejar de agachar la cabeza, quiero crecerme.
Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para encontrar esa pieza que necesito y sé, por alguna razón, que esa pieza me hará tan enorme que me costará pensar en quién soy hoy.
Mi vida pende de un hilo finísimo y desearía tener a ese alguien que lo disfrutase tanto como yo.
No necesito adaptarme al mundo que me rompe en tan solo alguien más. Lo único que necesito es traer mi mundo conmigo, vivir en él dentro de esta basura barata que me ha tocado.